martes, 15 de septiembre de 2009

A Hidalgo - Salvador Díaz Mirón

México, patria augusta,
patria querida a cuyo nombre santo
entre sonrisas por el labio asoma
el alma noble para darle un canto.
Un canto heroico que en los aires vibre
y a cuyo acento el entusiasmo ruede
por la ancha frente de mi patria libre.
Un canto heroico que al rumor del viento,
soberbio alzando sus tronantes alas,
lleve a la Europa, que sin fuerzas duerme
bajo las leyes que sanciona el crimen,
la voz de libertad: es la esperanza
de los atados ante el solio gimen,
de los que humillan sin pudor frente
al mandato feroz de un soberano
que yergue altivo la cerviz triunfante
y a cuyos pies la multitud se arrastra
al crujido de un látigo infamante.

Alza, patria, tu grito de victoria,
y con los fuegos de tu exceso anhelo
a la memoria de tus muertos héroes
levanta un pedestal que llergue al cielo.
Y al elevar su frente de granito
al eco de mil épicos cantares,
a la luz inmortal de lo infinito,
como una tempestad sobre los mares
truene en el mundo liberal tu grito.
Grito de redención y de heroísmo
que altivo cruza la región suprema,
que con la fuerza de gigantes brazos
desgarra el manto y la imperial diadema
y el ropaje talar hace pedazos.
Y en tanto que abre en tenebroso seno
al feudalismo ignominiosa tumba,
le presta al genio infatigable vuelo
para elevarse a la región del cielo.

La voz de libertad vibró en Dolores.
Hidalgo noble arrojó a los vientos,
veló la tarde sus brillantes galas
y en ronco son que estremeció la tierra,
como huracán de tempestuosas alas
tronó en los aires el clamor de guerra.

A su acento supremo
reunióse el pueblo listo a la pelea,
y a su inmortal caudillo vitoreando,
al resplandor de ensangrentada tea,
la muerte marcha a recibir cantando.

Con sangre enrojecida
la altiva frente que acaricia el aura,
marcha Hidalgo al combate,
y sediento de gloria y de venganza
anima a sus soldados con voz fuerte,
y en medio de ellos a lidiar se avanza.
Y mientras silba en su redor la muerte
entona una plegaria a la esperanza.

Y así como rugiente catarata
que en tumba inmensa de granito se hunde
y que sus trenzas de rumor desata
bordando el aire con las blancas perlas
de su diadema de luciente plata;
así el heroico pueblo
que triste dormitaba entre cadenas
precipitóse por los anchos valles
y plantó su estandarte en sus arenas.

Al crujir de las armas
la ibera gente en impedir se ensaña
el vuelo de las liebres bandoleras,
un mar de sangre las praderas baña
y va a estrellar sus encrespadas olas
clamando ¡guerra! en la cerviz de España.

Como endebles espigas
las frentes rotas por el polvo ruedan,
y el sol que mira la sangrienta tierra,
con el sublime idioma de sus rayos
va por ocasos murmurando ¡guerra!

Bien pronto ante el altar de la barbarie
y castigado por el romper el yugo,
el noble Hidalgo al exhalar la vida
deja sin honras al español verdugo.
Veló la muerte su soberbia frente.

al hurra inmundo del ibero bando,
y ante ignominia tanta, el sol naciente
sus crines de oro sacudió temblando
y herido de terror huyó a occidente.

El ancho mar se estremeció en su lecho
y como inmensa tempestad que sube
rugiente en lontananza,
al estrellar sus olas contra el cielo
con voz de trueno retumbó: ¡Venganza!

La tierra estremecida
entre mil grietas que la sangre beben
vibró su voz atronadora luego
al desatar de sus oscuros antros
temblando de ira un huracán de fuego.
Murió el caudillo... De su tumba fría
la libertad se levantó triunfante
bañando en flores a la patria mía,
cual baña el sol en el tranquilo Atlante
su ala de auroras al nacer el día.

Murió el caudillo... Más dejó su gloria
eterna cual la luz de su victoria
que hundiera el centro colonial y el dolo;
luz de recuerdos que en mi patria brilla
como los halos en el ancho polo.

Hidalgo, noble mártir,
tú que diste la vida en el calvario
por darle libertad a tus hermanos;
si es que puedes dejando tu sudario
de lágrimas y gloria
volver un punto al mundo,
ven a oír cómo cantan tu victoria
y a contemplar con júbilo profundo.

el pedestal que a tu memoria santa
el pueblo libre, que tu nombre adora,
lleno de inmensa gratitud levanta.
Genio de libertad, sombra de un mundo
que el blanco sol de recuerdos baña,
cima de gloria de mi patria libre,
tumba sangrienta del poder de España.

¡Noche de redención, detén tus alas
bordadas con la luz de mil recuerdos
y sé de nuestro júbilo testigo,
mientras pulsando mi salterio rudo
con la estrofa de mi alma te bendigo,
con el alma en los labios te saludo!

El Siglo Diez y Nueve, 22 Sept. 1874

lunes, 14 de septiembre de 2009

Puse Mis Cabellos - Anónimo

Poesía Castellana de la Edad Media

Puse mis cabellos
en almoneda;
como no están peinados,
no hay quién los quiera.

Cuando me miraban
unos ojos bellos,
mis rubios cabellos
peinados andaban;
vi que los burlaban
los traidores ojos;
por darles enojos
venderlos quisiera.
Como no están peinados,
no hay quien los quiera.

Un mal caballero
rondó esta ventana;
anduve galana
todo un año entero.
Mudose ligero;
yo, como lo amaba,
mis cabellos daba
a quien más me diera.
Como no están peinados,
no hay quien los quiera.

Daba en alaballos
cuando me quería,
y yo, madre mía,
daba en acaballos;
sentí despreciallos,
descuidéme dellos.
¿Quién vió mis cabellos
que tal creyera?
Como no están peinados,
no hay quién los quiera.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Miserere - Domingo Gómez Rojas


L
a juventud, amor, lo que se quiere,
ha de irse con nosotros: Miserere!
La belleza del mundo y lo que fuere
morirá en el futuro: Miserere!
La tierra misma lentamente muere
con los astros lejanos: Miserere!
Y hasta quizá la muerte que nos hiere
también tendrá su muerte: Miserere!

miércoles, 9 de septiembre de 2009

La Tristeza - Alfonsina Storni

Yo sé que algunos dicen que nació la tristeza
en las rosas de sangre que murieron de sed
porque habiendo tanta agua, Madre Naturaleza
no se acercó hasta ellas a darles de beber.

Yo sé que algunos dicen que ha nacido en la sala
de un hospital de niños, porque piensan que Dios
no pudo darse cuenta de cómo es fría y mala,
para un niño, la ley maldita del dolor.

Yo sé que algunos dicen que nació en esos seres
que ni creer pudieron ni pudieron amar...
Porque dudando huyeron a todos los placeres
de vivir y no osaron entregarse jamás.

Yo sé que algunos dicen que nació en la mirada
tan mansa y apacible del penitente buey
porque hay en su cabeza de bruto, esclavizada,
una torpe inconsciencia de todo su poder.

Yo sé que algunos dicen que ha nacido de la bruma
tonalidad del día que nos deja y se va...
Que la creó la noche con su manto de luna
blanco como una novia muerta sobre el altar.

Pero yo pensaría que nació la tristeza
después de aquel momento en que algo se logró.
Cuando el triunfo de haber gustado la proeza
no permite aún crear otra nueva ilusión...

lunes, 7 de septiembre de 2009

Floreció Tanto Mi Mal - Juan del Encina

Alineación al centro
Floreció tanto mi mal
sin medida,
que hizo secar mi vida.

Floreció mi desventura
y secóse mi esperanza;
floreció mi gran tristura
con mucha desconfianza;
hizo mi bien tal mudanza
sin medida,
que hizo secar mi vida.

Hase mi vida secado
con sombra de pensamiento,
ha florecido el cuidado,
las pasiones y el tormento.
Fue tanto mi perdimiento
sin medida,
que hizo secar mi vida.

Secóse todo mi bien
con el mal que floreció,
no sé cuyo soy sin quién,
quel placer me despidió;
tanto mi pena creció
sin medida,
que hizo secar mi vida.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Soneto de la Soledad y la Esperanza - Fermín Estrella Gutiérres


Salud, árboles rectos, cielo puro,
salud, aves canoras, vientos fuertes,
salud, oh soledad que me convierte
el alma toda en ademán seguro.

Ni el hombre, ni su máquina, ni el muro,
sólo la libertad -frustrada suerte-,
el ritmo de la vida y de la muerte,
pulso del tiempo en el silencio oscuro.

Cómo late la vida en este instante,
qué lejos la ambición y el vacilante
resplandor de la lucha y su gemido.

Bajo los pies, la tierra y su pujanza,
y en torno mío, tú, ciega esperanza
que renaces del llanto y del olvido.



Arte Poética y Versificación

Llámase poesía u obra poética a las composiciones en versos, en las que la fantasía del poeta procura presentar, de la forma más bella posible y utilizando como medio de expresión la palabra, sus anhelos, deseos e imágenes. Para Narciso Campillo poesía es "la manifestación de la belleza por medio del lenguaje".
En la poesía como en la música, y no es de extrañar ya que son dos artes que tienen bastantes puntos de contacto, se usa un vocabulario común: acentos, armonía, cadencia, censura, medida, melodía, pausa, rima y ritmo son vocablos que veremos empleados tanto en términos musicales como poéticos. Concretándonos a éstos últimos el significado estricto con el que son usados es el siguiente:

ACENTO es no sólo el que carga sobre la sílaba correspondiente, sino también la fuerza mayor que imprimimos a una sílaba en la frase y en la poesía. Como nota peculiar el verso español tien el acento grave y en los versos que por no serlo ya que su última palabra sea aguda se les concede una sílaba más o bien se le disminuye si aquella palabra fuerte fuera esdrújula.

Llámase ARMONÍA a la acertada conjugación de palabras que por sus sonidos y acentos producen un grato sonido a nuestros oídos.

CADENCIA o RITMO es la distribución regular de sonidos, acentos y de pausas.

CENSURA es la pausa que se produce a continuación del acento regulador del ritmo.

MEDIDA es el número de sílabas que forman un verso.

La MELODÍA se produce cuando al oído suenan gratamente las palabras usadas en la composición poética.

PAUSAS son los silencios producidos por los signos de puntuación empleados o bien por las lógicas necesidades de la respiración.

RIMA es la semejanza o igualdad de las palabras terminales en el verso. Pueden ser perfectas cuando sean completamente iguales, imperfectas cuando sólo tienen de igual las vocales, y disonantes cuando nada poseen en común.

Por Mario Aleixander S.
Libro de Oro del Declamador Universal, Antología poética Americana.
Editorial Latino Americana, S. A.
Segunda edición: febrero de 1966

Nocturno De Los Sueños Infantiles - Horacio Rega Molina

En la noche he deseado, distendida la mesa
sobre los duros brazos apoyar la cabeza
y quedarme dormido como si fuera un niño.
Tener un dulce sueño, con un viejo cariño,
en que pasen cantando parejas de soldados,
en que vuelen las estrellas y pájaros dorados.
Ya se fueron los tiempos de niñez florida
donde nuestra cabeza se quedaba dormida
a la dulce lámpara en un sitio cualquiera...
¡Oh, si Dios me dejara soñar lo que quisiera!