miércoles, 6 de junio de 2012

Sonetos del Portugués - XLIII - Elizabeth Barret Browning

¿Cómo te amo? Deja que cuente los modos...

XLIII

How do I love thee? Let me count the ways.
I love thee to the depth and breadth and height
my soul can reach, when feeling out of sight
for the ends of Being and ideal Grace.


I love thee to the level of everyday´s
most quiet need, by sun and candle-light.
I love thee freely, as men strive for Right;
I love thee purely, as they turn from Praise.


I love thee with a passion put to use
in my old griefs, and with my childhood´s faith.
I Love thee with a love I seemed to lose


with my lost saints, -I love thee with the breath,
smiles, tears, of all my life!- and, if God choose,
I shall but love thee better after death.

¿Cómo te amo? Dejame contar los modos.
Te amo con toda la profundidad, amplitud y altura
que mi alma pueda alcanzar, cuando persigo en vano
las fronteras del Ser y la Gracia ideal.

Te amo hasta el nivel de la cotidiana
necesidad más silenciosa, con el sol y la luz de la lámpara.
Te amo libremente, como los hombres luchan por lo correcto.
Te amo puramente, como ellos alcanzan la Gloria.

Te amo con la pasión que antes puse
en mis viejos lamentos, y con mi fe de niña.
Te amo con la ternura que creí perder

cuando mis santos se desvanecieron -¡Te amo con el aliento,
sonrisas, y lagrimas, de toda mi vida!- y, si Dios elige,
Yo te amaré aún más después de la muerte. 



Rubaiyat - Omar-El-Khayyam

(De la versión francesa de Toussaint)

7

Cuando vaciles bajo el peso del dolor, y estén ya secas las fuentes de tu llanto, piensa, en el césped que brilla tras la lluvia; cuando el resplandor del día te exaspere, y llegues a desear que una noche sin aurora se abata sobre el mundo, piensa en el despertar de un niño.

8

Noche; silencio. Inmovilidad de las ramas y del pensamiento. Una rosa, imagen de tu efímera belleza, deja caer con lentitud sus pétalos. ¿En dónde estarás ahora, tú que me ofreciste el vaso que no dejo de beber? Estoy seguro de que ninguna flor se deshoja cerca de aquel cuya sed apagas, y te ves privado del amargo placer con que sólo yo he sabido embriagarte.

9

Dejan caer las estrellas sus pétalos de oro. No sé cómo no han tapizado mi jardín. Así como el cielo vuelca sus rosas sobre la tierra, vierto en mi copa el rosado vino.

13

Bien sabes que no tienes ningún poder sobre el destino, ¿por qué la incertidumbre del mañana motiva tu ansiedad? Si eres prudente, goza el momento que pasa; lo futuro, ¿qué encerrará?

15

¿Sabes lo que te puede acontecer mañana? Ten confianza, pues, de lo contrario, no dejará el infortunio de justificar tus temores. No te apegues a nada. No interrogues los libros ni a los hombres: el destino es inescrutable.

19

Todo el mundo quisiera marchar por la senda del conocimiento. Unos la buscan afanosamente; otros dicen haberla encontrado ya. Mas un día una voz clamará: "No hay ruta ni sendero."

68

Olvida que deberías haber sido recompensado ayer y no lo fuiste. ¡Qué importa, sé feliz! No eches de menos ninguna cosa ni esperes nada tampoco. Lo que ha de suceder, escrito está en el libro que hojea, al azar, el viento de la eternidad.

69

No siento ningún temor por la muerte: prefiero este trance doloroso al sino ineluctable que me fue impuesto el día de mi nacimiento. ¿Qué es la vida? Un bien que me confiaron sin pedirlo, y al que habré de volver con indiferencia.

72

Dirige la mirada a tu alrededor: no verás sino desolación y angustia. Tus mejores amigos han muerto y la tristeza es tu sola compañía. Mas levanta la cabeza y extiende tus manos: coge todo lo que desees y puedas conseguir. El pasado es un cadáver que debes sepultar.

sábado, 10 de marzo de 2012

La Despedida - José Ángel Buesa

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso con esta despedida,
mi más hermosos sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.

viernes, 9 de marzo de 2012

Soneto Del Temor A Dios - Xavier Villaurrutia

Este miedo de verte cara a cara,
de oír el timbre de tu voz radiante
y de aspirar la emanación fragante
de tu cuerpo intangible, nos separa.

¡Cómo dejaste que desembarcara
en otra orilla, de tu amor distante!
Atado estoy, inmóvil navegante,
¡y el río de la angustia no para!

Y no sé para qué tendiendo redes
con palabras pretendo aprisionarte,
si, a medida que avanzan, retrocedes.

Es inútil mi fiebre de alcanzarte,
mientras tú mismo, que todo lo puedes,
no vengas en mis redes a enredarte.

Deseo - Xavier Villaurrutia

Amarte con un fuego duro y frío.
Amarte sin palabras, sin pausas ni silencios.

Amarte sólo cada vez que quieras,
y sólo con la muda presencia de mis actos.

Amarte a flor de boca y mientras la mentira
no se distinga en ti de la ternura.

Amarte cuando finges toda la indiferencia
que tu abandono niega, que funde tu calor.

Amarte cada vez que tu piel y tu boca
busquen mi piel dormida y mi boca despierta.

Amarte por la soledad, si en ella me dejas.
Amarte por la ira en que mi razón enciendes.

Y, más que por el goce y el delirio,
amarte por la angustia y por la duda.