miércoles, 24 de noviembre de 2010

Canciones De La Vida Profunda - Porfirio Barba Jacob

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo! ¡laguna de zafir!-
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña oscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.

Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día
en que levamos anclas para jamás volver...
Un día en que discurren vientos ineluctables.
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!
                                            

martes, 23 de noviembre de 2010

Queen Mary's Doll's House - Rubén Darío

Me enviaron por correo este dulce poema y mi sorpresa fue enorme cuando al final de él descubrí a su autor. Es un poema que gusta para ser cantado por las noche antes de dormir a los pequeños... al menos a mi me dio ese dulce sueño. Espero que les guste y lo disfruten. Corto y pego.


Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar un cuento:

Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita, Margarita,
tan bonita, como tú.

  



Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella
iba sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo:
«¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».

Y el rey clama:
«¿No te he dicho que
el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».

Y ella dice:
«No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».

Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice:
«En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».

Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña,
un gentil pensamiento
al que un día te quiso
contar un cuento. 


                     Rubén Darío

domingo, 21 de noviembre de 2010

Letrillas Satíricas - X - Luis De Góngora

Ya que rompí las cadenas
de mis grillos y mis penas,
de extender con mucho error
la jurisdición de Amor,
que ahora me da por libre,
Dios me libre.
Y de andar más por escrito
publicando mi delito,
sabiendo de ajenas vidas
tantas culpas cometidas
de que puedo hacer alarde,
Dios me guarde.

De dama que se atribula
de comer huevos sin bula,
sabiendo que de su fama
un escrúpulo ni dragma
no podrá lavar el Tibre,
Dios me libre.
Y del mercado devoto,
de conciencia manirroto,
que, acrecentando sus rentas,
pasa a menudo sus cuentas,
y da las ajenas tardes,
Dios me guarde.

De doncella con maleta,
ordinario y estafeta,
que quiere contra derecho,
pasando por el estrecho,
llegar entera Colibre,
Dios me libre.
Y del galán perfumado,
para holocaustos guardado,
que hace cara a los afeites
para dar a sus deleites
espaldas, como cobarde,
Dios me guarde.

De dama que de un ratón
huye postrero rincón,
desmayada de mirallo,
y no temerá caballo
que Ruger su lanza vibre,
Dios me libre.
Y del galán que en la plaza
acuchilla y amenaza,
y si sale sin terceros,
hará como don Gaiferos,
aunque Melisendra aguarde,
Dios me guarde.

De doncella que entra en casa,
porque guisa y porque amasa,
y hace mejor un guisado
con la mujer del honrado
que con clavos y gengibre,
Dios me libre.
Y de amigo cortesano
con las insignias de Jano,
desvelando en la cautela,
cuyo soplo a veces hiela,
y a veces abrasa y arde,
Dios me guarde.

viernes, 19 de noviembre de 2010

La Musa Enferma - Charles Baudelaire

Mi Pobre musa, !ay! ¿qué tienes este día?
Pueblan tus vacuos ojos las visiones nocturnas
Y alternándose veo reflejarse en tu tez
La locura y el pánico, fríos y taciturnos.

¿El súcubo verdoso y el rosado diablillo
El miedo te han vertido, y el amor, de sus urnas?
¿Con su puño te hundieron las foscas pesadillas
En el fondo de algún fabuloso Minturno?

Quisiera que, exhalando un saludable olor,
Tu seno de ideas fuertes se viese frecuentado
Y tu cristiana sangre fluyese en olas rítmicas,

Como los sones múltiples de las sílabas viejas
Donde, reinan Por turno Febo, padre del canto,
Y el gran Pan, cuyo imperio se extiende por las mieses.

Versión de Antonio Martínez Sarrión 

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Reflexiones Desde La Tumba - Masón


En la soledad de la yerta sepultura
cual cimiente en el surco descompuesta,
mi alma inquieta añoraba en su clausura
alcanzar una existencia más honesta. 
 
No ser huesos ni carne solamente,
sino ejemplo, antorcha, paradigma;
ser un astro de rayos refulgentes,
agua clara, criatura noble y digna. 
 
Cavar fosos profundos a la envidia,
sepultar el vicio, el dogma y la mentira,
controlar la voluntad, vencer la ira
y combatir sin tregua la desidia. 
 
Tener una existencia laboriosa,
construir un altar a las virtudes,
ser la nota musical de los laudes
que interpretan el himno de la vida. 
 
Brindar a los demás nuestra ternura,
ser solidarios, justos, tolerantes,
caballeros de yelmo y armadura
prestos a iluminar al ignorante. 
 
Enemigos directos del oprobio,
adversarios jurados de la esclavitud,
intrépidos contrincantes de los odios
de la traición, la deslealtad y la ingratitud.  
Al interior de esa bóveda oscura y tenebrosa
donde nada valen las monedas ni la gloria,
comprendí que venimos para hacer historia
y que somos tan efímeros como pétalos de rosa. 
 
Todo aquello que rodeaba mis despojos
me enseñó muy crudamente estas verdades,
que lo han sido en todas las edades,
por designios del Delta vigilante.

 CUALQUIER MASON,
                                                     EN  CUALQUIER  TIEMPO
                                                              N:. N:.N;,

viernes, 12 de noviembre de 2010

Poesía - Xavier Villarrutia

Eres la compañía con quien hablo
de pronto, a solas.
Te forman las palabras
que salen del silencio
y del tanque de sueño en que me ahogo
libre hasta despertar.

Tu mano metálica
endurece la prisa de mi mano
y conduce la pluma
que traza en papel su litoral.

Tu voz, hoz de eco
es el rebote de mi voz en el muro,
y en tu piel de espejo
me estoy mirando mirarme por mil Argos,
por mí largos segundos.

Pero el menor ruido te ahuyenta
y te veo salir
por la puerta del libro
o por el atlas del techo,
por el tablero del piso,
o la página del espejo,
y me dejas
sin más pulso ni voz y sin más cara,
sin máscara como un hombre desnudo
en medio de una calle de miradas.

jueves, 11 de noviembre de 2010

En Muerte De Madonna Laura - No. 333 - Petrarca

Id, rimas dolientes, hasta la dura piedra
que mi amado tesoro en tierra guarda:
llamad allí a aquella que desde el cielo contesta,
aunque su parte mortal se halle en sitio oscuro y bajo.

Decid que de vivir estoy cansado,
de navegar por estas horribles ondas,
que recogiendo sus esparcidas frondas,
tras ella voy, aunque tan paso a paso;

de ella sólo cantando, muerta o viva,
es más, siempre viva y ahora inmortal,
para que el mundo la conozca y ame.

Que esté ella de mi tránsito avisada,
cercano ya; venga a mi encuentro, y tal
como ella está en el cielo, a sí me atraiga y llame.