Levántame, Señor, que estoy caído,
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar, y estoy me quedo;
yo propio lo deseo y yo lo impido.
Estoy, siendo uno solo, dividido;
a un tiempo muero y vivo, triste y ledo;
lo que puedo hacer, eso no puedo;
huyo del mal y estoy en él metido.
Tan obstinado estoy en mi porfía,
que el temor de perderme y de perderte
jamás de mi mal uso me desvía.
Tu poder y bondad truequen mi suerte:
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí nuevos deseos de ofenderte.
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar, y estoy me quedo;
yo propio lo deseo y yo lo impido.
Estoy, siendo uno solo, dividido;
a un tiempo muero y vivo, triste y ledo;
lo que puedo hacer, eso no puedo;
huyo del mal y estoy en él metido.
Tan obstinado estoy en mi porfía,
que el temor de perderme y de perderte
jamás de mi mal uso me desvía.
Tu poder y bondad truequen mi suerte:
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí nuevos deseos de ofenderte.
1 comentario:
Gracias por esa poesía. Esta llena de vida.
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