jueves, 21 de mayo de 2009

Estado de Animo - Mario Benedetti

Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.

Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.

A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.

martes, 12 de mayo de 2009

Safo

...yo te buscaba y llegaste,
y has refrescado mi alma
que ardía de ausencia.


...
y que amarga, oh Cipris, te encuentre Dórica,
y que no se jacte diciendo que éste
por segunda vez regresó a un amor
que él añoraba.


De la hermosa luna los astros cerca
hacia atrás ocultan lucientes el rostro
cuando aquella brilla del todo llena
sobre la tierra...


... y echo yo de menos y ansiosa busco...


...y un hermoso adorno de piel de Lidia
sus pies cubría...


... mas hacia vosotras mi pensamiento
bellas, no cambia...


... y sobre un blando colchón tenderé yo mis
miembros...


... me ha agitado el Amor los sentidos
como en el monte se arroja a los pinos el viento.

viernes, 8 de mayo de 2009

Levántame, Señor... - Fray Miguel de Guevara, O.S.A.

Levántame, Señor, que estoy caído,
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar, y estoy me quedo;
yo propio lo deseo y yo lo impido.

Estoy, siendo uno solo, dividido;
a un tiempo muero y vivo, triste y ledo;
lo que puedo hacer, eso no puedo;
huyo del mal y estoy en él metido.

Tan obstinado estoy en mi porfía,
que el temor de perderme y de perderte
jamás de mi mal uso me desvía.

Tu poder y bondad truequen mi suerte:
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí nuevos deseos de ofenderte.

viernes, 1 de mayo de 2009

Glosa de Mi Tierra - Alfonso Reyes

Amapolita morada
del valle donde nací
si no estás enamorada,
enamórate de mí.

I

ADUERMA el rojo clavel
o el blanco jazmín las sienes;
que el cardo es sólo desdenes,
y sólo furia el laurel.
Dé el monacillo su miel,
y la naranja rugada
y la sedienta granada
zumo y sangre -oro y rubí;
que yo te prefiero a ti,
amapolita morada.

II

AL PIE de la higuera hojosa
tiende el manto la alfombrilla;
crecen la anacua sencilla
y la cortesana rosa;
donde no la mariposa;
tornasolada el colibrí.
Pero te prefiero a ti,
de quien la mano se aleja:
vaso en que duerme la queja
del valle donde nací.

III

CUANDO, al renacer el día
y al despertar de la siesta,
hacen las urracas fiesta
y salvas de gritería,
¿Por qué, amapola, tan fría,
o tan pura, o tan callada?
¿Por qué, sin decirme nada;
me infundes un ansia incierta
-copa exhausta, mano abierta-
si no estás enamorada?

IV

¿NACERÁN estrellas de oro
de tu cáliz tremulento
-norma para el pensamiento
o bujeta para el lloro?
No vale un canto sonoro
el silencio que te oí.
Apurando estoy en ti
cuándo la música yerra.
Amapola de mi tierra:
enamórate de mí.