lunes, 23 de febrero de 2009

Sonetos - Sor Juana Inés De La Cruz

XVI
Alineación al centro
Prosigue en su pesar y dice que aun no se debe aborrecer tan indigno sujeto, por no tener así aún cerca del corazón.

Silvio, yo te aborrezco y aun condeno
el que estés de esta suerte en mi sentido,
que infama el hierro al escorpión herido
y a quien lo huella mancha inmundo cieno.

Eres como el mortífero veneno,
que daña quien lo vierte inadvertido;
y en fin eres tan malo y fementido,
que aun para aborrecido no eres bueno.

Tu aspecto vil a mi memoria ofrezco,
aunque con susto me lo contradice,
por darme yo la pena que merezco;

pues cuando considero lo que hice,
no sólo a ti, corrida, te aborrezco,
pero a mí, por el tiempo que te quise.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El amor es todo y a la vez nada.La sonrisa y las lagrimas,la pena y la alegria,yo prefiero vivir un amor tormentoso a un amor isnsulso.un besote