lunes, 10 de mayo de 2010

Madre - Lamberto Alarcón

Madre:
flor de dolor,
lirio angustiado
en la luz del amor crucificado
como el sagrado
cuerpo del Señor.

Madre:
són
de canción
céfiro blando...
tu nombre celestial me está cantando
en un claro rincón del corazón.

Madre:
sabor
de amor
dime qué tienen
tus blancas manos pálidas
que pueden suavizar mis asperezas
y en el dulce fervor de las plegarias
son bálsamos de todas mis tristezas...

Madre:
fulgor
de amor,
rayo divino:
tú le das a mi afán de peregrino
la luz que alumbra el lóbrego camino
por donde llevo a cuestas mi dolor...

Madre:
luz y alegría...
¡oh santa santa madre mía!
con tus labios piadosos
secas mi llanto de melancolía!...
No sé que tienen tus benditos labios
que borran desagravios cuando besan
y me enseñan más ciencia que los sabios
si una oración por el que sufre rezas...
El lirio puro de mi charca inmunda,
que ha hecho blanca mi noche tenebrosa,
¡madre, madre, tú has sido!
Y cuando yo por otros he sufrido,
lo has sufrido por mi madre piadosa.
Y cuando viste que mi incierto paso
vacilaba en la senda de mi vida,
se levantó la línea de tu brazo
señalándome el bien, ¡madre querida!...

Madre:
fulgor
y rayo,
amor
y luz...
bálsamo claro de mi triste infancia,
caricia en mi doliente juventud...

Madre: sé lluvia en mi desierto... escancía
en el afán voraz de mi inquietud,
la dulce esencia, la palabra de oro
que alumbrará mi noche con tu luz,
y anegará mi vida en la fragancia
de tu alma luminosamente azul!...

2 comentarios:

HENRY BOY dijo...

QUE INSPIRACION, Y QUE DULZURA DE HOMBRE.

Anónimo dijo...

Que poema tan bello, lo escuché cuando era niño en la Escuela Primaria Vicente Guerrero, en Chilpancingo, por los años 1964 a 1970 porque soy de esa generación, por lo que cada 10 de mayo, día de las madres alguien lo recitaba, no estoy seguro y el que fuera director en ese entonces profesor Javier Méndez Aponte, pero mi madre también se acuerda de este poema y su autor a quien conoció, lo mismo mi padre, ya que somos oriundos de la capital del Estado de Guerrero. Este poema se debería difundir en la niñez guerrerense para recobrar los valores que día con día se están perdiendo.