Puse mis cabellos
en almoneda;
como no están peinados,
no hay quién los quiera.
Cuando me miraban
unos ojos bellos,
mis rubios cabellos
peinados andaban;
vi que los burlaban
los traidores ojos;
por darles enojos
venderlos quisiera.
Como no están peinados,
no hay quien los quiera.
Un mal caballero
rondó esta ventana;
anduve galana
todo un año entero.
Mudose ligero;
yo, como lo amaba,
mis cabellos daba
a quien más me diera.
Como no están peinados,
no hay quien los quiera.
Daba en alaballos
cuando me quería,
y yo, madre mía,
daba en acaballos;
sentí despreciallos,
descuidéme dellos.
¿Quién vió mis cabellos
que tal creyera?
Como no están peinados,
no hay quién los quiera.
en almoneda;
como no están peinados,
no hay quién los quiera.
Cuando me miraban
unos ojos bellos,
mis rubios cabellos
peinados andaban;
vi que los burlaban
los traidores ojos;
por darles enojos
venderlos quisiera.
Como no están peinados,
no hay quien los quiera.
Un mal caballero
rondó esta ventana;
anduve galana
todo un año entero.
Mudose ligero;
yo, como lo amaba,
mis cabellos daba
a quien más me diera.
Como no están peinados,
no hay quien los quiera.
Daba en alaballos
cuando me quería,
y yo, madre mía,
daba en acaballos;
sentí despreciallos,
descuidéme dellos.
¿Quién vió mis cabellos
que tal creyera?
Como no están peinados,
no hay quién los quiera.
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