Gloria
Pedro de Alarcón
(1833-1891)
Dime: ¿por qué suspiras,
bendita madre,
cuando de regocijo
tiemblan los aires?
Dí: ¿por qué lloras?
¿No oyes que las campanas
tocan a gloria?
¡Oh!, déjame que llore...
Dejad que muera...
¡Ah hijo de mi vida!
¡Ya se lo llevan!
¿No veis mi duelo?
¿No oíste que las campanas
tocan a muerto?
Tu pobre niño enfermo
triste gemía
ayer en tus brazos,
madre bendita...
Y hoy ya no llora...
¡Hoy, por él, las campanas
tocan a gloria!
¡Ah!, sí... su alma de ángel
allá me espera...
pero su cuerpo hermoso
yace en la tierra...
¡No podré verlo!
Que por él las campanas
tocan a muerto!
De besos y flores
colmé su cuna...
¡Hoy de flores y de lágrimas
colmo su tumba!
Ya no lo veo...
¡Para él toca a gloria!
¡Para mí, a muerto!
1 comentario:
Leí este bello poema hace unos ayeres, es taaan intenso y doloroso para las madres que hemos perdido un hijo que refleja algunos de nuestros sentimientos. Gracias Pedro de Alarcón que hace más de un siglo lo escribió y aún hoy es muy actual y desearía que jamás alguien pueda cruzar ese fango de dolor
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